sábado, 23 de abril de 2016

CONSEJOS PARA SUPERAR EL PRIMER AÑO DE UNIVERSIDAD

Ya nadie les dirá que presten atención en clases, ni los obligará a entrar en el salón. El paso del colegio al primer año de educación superior, experiencia que están viviendo miles de jóvenes, no sólo implica sacarse el uniforme, sino enfrentar nuevos métodos de estudio y exigencias académicas, y es el comienzo de una etapa en la que se dan los primeros pasos hacia la independencia personal. En el primer año, dos de cada 10 universitarios deserta de su carrera, por lo que el período es considerado el más difícil.
También está el peligro de no saber manejar la libertad que llega de manera abrupta. Este es un año en el que se disparan las cifras de consumo de drogas y alcohol. A ello se le agrega que, debido al ambiente festivo de bienvenida, muchos estudiantes terminan por no asistir a clases. O que se dé el fenómeno inverso: los jóvenes van a todas las clases más por costumbre que por interés y no saben aprovecharlas.
Según explica la profesora Nuria Pedrals como la mayoría de los jóvenes que llegan a la universidad han sido exitosos en sus colegios, sólo replican los hábitos de estudio del colegio, esto es memorizan o escriben todo lo que dice el profesor, sin priorizar lo más relevante. No es de extrañar, entonces, que según las estadísticas, 50% de quienes tienen en rojo el promedio de todas sus asignaturas sean novatos y que las calificaciones empiecen a subir recién después del tercer semestre. En la UCV, por ejemplo, cerca de 20% de los alumnos deserta en el primer semestre y de ellos poco más de la mitad lo hace por problemas académicos.
Muchas universidades, conscientes del costo que tiene para ellas la deserción de sus estudiantes, han ideado estrategias para identificar ciertos factores de riesgo. La mayoría evalúa los métodos de aprendizaje de los jóvenes y su motivación por la carrera mediante encuestas.
De ahí surgen las recomendaciones, que parten de lo más básico: asistir a clases en el caso de los estudiantes que no han aprendido a manejar su independencia y entender que el día tiene 24 horas y que no todas son de estudio, sino que hay que definir un horario específico para éste. “La mayoría de los novatos, al preguntarles cuántas horas estudian, contestan ‘todo el día’. Pero estudiar -con un método claro y en silencio- no es lo mismo que andar con el cuaderno en la mano mientras se chatea, se ve televisión o se está con los amigos”, añade Pedrals.
A los 18 años se está jugando la independencia y la autonomía de los jóvenes que están terminando la adolescencia y los padres deben asumir que sus hijos son capaces de tomar sus propias decisiones. Pero, en un fenómeno cada vez más frecuente, los padres optan por ejercer un control invasivo. Apoderados que asisten a las ceremonias de bienvenida, otros que reclaman a los profesores por las calificaciones son escenas cada vez más frecuentes en las universidades y han obligado a los planteles a desarrollar estrategias para darles acceso, aunque de una manera controlada. (Con información de saladehistoria.com UNIVERSIA)
Fuente: UCSM


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